Ojo con el aceite de coco, ¡no todos son iguales!
El aceite de coco es un alimento que se ha vuelto muy popular por sus múltiples usos, tanto culinarios como cosméticos. Se puede usar para freír alimentos, aprovechando su punto alto de saturación a diferencia de otros aceites; para añadir en sopas y cremas, que es muy propio de la gastronomía Thai y de India; para la preparación de galletas y repostería; así como también se puede usar para hidratar la piel, el cabello, además de masajes mezclado con aceites esenciales. No obstante, existen de varios tipos, por lo que es muy necesario fijarse bien en sus características.
Uno de ellos es el aceite de coco extra virgen, que indica que no ha sido sometido a altas temperaturas en su producción, sino que fue prensado en frío en varias oportunidades para asegurar su pureza. Este alimento mantiene el sabor y el olor original del fruto, por lo que es ideal para aportar una exquisita fragancia a nuestras preparaciones. También se puede usar sin problemas para uso cosmético, aprovechando sobre todo su capacidad de hidratación.
En tanto, su versión refinada es sometida a calor para eliminar el sabor y olor a coco, siendo una excelente alternativa para las personas que quieran aprovechar los beneficios para la salud del alimento, pero sin modificar el gusto y aroma de sus alimentos. Así como además es la mejor opción para quienes quieran usarlo sobre su piel o cabello sin su particular fragancia.
Sea cual sea el caso, es importante que nos fijemos que el producto final sea orgánico, ya que sólo de esta manera nos podemos asegurar de que no se utilizaron pesticidas ni plaguicidas en el cultivo del alimento. También hay que evitar que el producto haya sido hidrogenado, porque esto termina incorporando grasas trans al organismo, aumentando nuestro riesgo cardiovascular.
Nuestro aceite de coco Brota, proveniente de cultivos del sudeste de India, es orgánico (certificado por el Departamento de Agricultura de EE.UU., USDA en inglés), extra virgen, crudo y prensado en frío, contando además con su versión refinada. Tenemos para todos los gustos.
Aprovecha todos los beneficios naturales de este alimento milenario:
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Favorece el proceso de cetosis o quema de grasas alojadas en el organismo como fuente de energía más estable. Esto lo vuelve una alternativa ideal para personas que estén en dietas keto o cetogénicas.
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No requiere mayor digestión, porque pasa directo al hígado desde el tracto digestivo. Esto promueve la utilización de la glucosa de manera eficiente, debido a la estimulación de la secreción de insulina.
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Refuerza el sistema inmune.
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Su elevado contenido en ácido láurico le otorga propiedades antibacterianas, antivirales y antifúngicas (usado sobre todo para el combate contra el hongo cándida).
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Mejora la capacidad cerebral, demostrando efectos positivos en la memoria de adultos mayores y personas con Alzheimer.
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Hidrata profundamente la piel y es ideal para hacer masajes (puedes mezclarlo con aceites esenciales), con el fin de evitar la aparición y tratar las estrías.
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Repara el cabello y previene la caspa.
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Eficaz para el tratamiento de arrugas y cicatrices.